La parábola del “trigo y la cizaña”, que ocupa la mayor parte de estos versículos, es particularmente importante para nuestros días.2 Está perfectamente calculada para corregir las extravagantes expectativas con las que muchos cristianos fantasean, respecto a los resultados de obras misioneras en otros países, y de la predicación del Evangelio en el suyo. ¡Ojalá le prestemos la atención que merece! En primer lugar, esta parábola nos enseña que el bien y el mal siempre se hallarán juntos entre quienes
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